En 1990, Neville Shoenmakers, el mismo que le pone nombre a las Neville’s Haze y del que ya hablamos en el primer artículo de Copyright Kings, fue detenido en Australia por una antigua ofensa, y es retenido en su país de origen con una orden de extradición de los EE.UU por conspiración para el tráfico de drogas a través de una orden judicial, cuya investigación se remonta a 1985. Estas investigaciones fueron dirigidas, como no, por la DEA e instruidas por el fiscal Volz, el mismo fiscal que llevo actuaciones contra revistas como High Times.
Neville pasó 11 meses en Australia en una prisión de máxima seguridad mientras luchaba para que no lo extraditaran a EE.UU. En ese tiempo su abogado y el pudieron ojear informes que tenían sobre él y toda la escena cannábica, información obtenida por informantes en Amsterdam. Cuando volvió a Holanda en 1991 y con el susto en el cuerpo, Neville decidió retirarse y vendió el Seed Bank y el Castle a Ben Dronkers, el cual abriría el Sensi Seed Bank.
Esto dará comienzo a una disputa entre Sam the Skunkman y Neville por las patentes de las plantas que criaron juntos y de las que intercambiaron clones y que Neville por su cuenta había vendido a Ben Dronkers.
Poco después de haber vendido el banco de semillas, Neville cuenta que Ben Dronkers y Sam Skunkman le invitaron al Castle que le había vendido para que les especificara linajes de las genéticas que había desarrollado y vendido a Ben Dronkers. Al llegar Sam Skunkman junto a Ben Dronkers proponen a Neville que ayude a la policía federal australiana en una investigación para identificar a unos cultivadores, y que ayudándolos podría volver a Australia donde Neville tiene a gran parte de su familia y un hijo menor.
Neville tras recientemente haber pasado tiempo en prisión, no lo ve claro y les pide tiempo. A partir de ahí Neville entrega la información a Mario Lap, que por ese momento era el cabeza del departamento legal y político del Instituto Nacional de la Policía Holandesa, lo cual da comienzo a una investigación en el Parlamento Holandés conocida como comisión «Van tra».
Esto empieza a generar mucha información acerca de Sam Skunkman y de sus turbias operaciones.
La farmaceútica Hortopharm BV
En el año 1992 Robert Connell Clarke (el falso inventor de la extracción al agua) y su compañero de tretas Sam Skunkman fundan Hortopharm BV, una empresa dedicada a patentar y producir medicinas basadas en la marihuana. Lo que pocos saben es que poco antes de fundar su empresa Skunkman había perdido 2 cultivos ante la policía, que dió con ellos por casualidad, y digo por casualidad por que fue otra vez el único que pareció evitar la cárcel, pues nunca se iniciaron investigaciones policiales o actuaciones judiciales.
Es más, Skunkman salió de nuevo del país con todo su capital hacia Luxemburgo para volver a Amsterdam el año siguiente e intentar re-negociar una licencia para el cultivo de marihuana con el gobierno holandés, lo que levantaba aún más dudas.
Fue en el verano de 1994 cuando Mario Lap se dirigió a la ministra de salud Hedy D´acona, cuando descubrió quien era David Watson (Sam the Skunkman), al cual solo conocía por el momento con el nombre de Sam Selezny y al cual se le concedió una licencia para cultivar marihuana de manera legal con fines científicos.
Fue entonces cuando Mario Lap le comento a la ministra que no entendía como David Watson podía haber obtenido una licencia, cuando sabía que tenía un pasado turbio en los EE.UU como cultivador ilegal, que fue detenido, que con toda certeza no es ningún científico y como era posible que no se le diera licencia al Centro Médico Académico en Amsterdam, el cual llevaba años intentando obtener una licencia para el estudio del cannabis y si a un cultivador ilegal extranjero.
La respuesta de la ministra fue que ella no tenía conocimiento del asunto y que no podía arrojar mayor claridad a este asunto. La licencia fue renovada el 16 de Septiembre de 1994 y fue firmada por uno de los directores generales del ministerio de salud.
Pese a sus contactos, el fiscal Mario Lap no pudo averiguar cómo se concedió esa licencia para desarrollar plantas con alto contenido en THC, algo que el mismo describe como muy turbio y tenebroso.
Una vez Mario Lap desiste en su investigación, decide pasar esta información a colegas periodistas y otras instituciones. Este movimiento dió comienzo a varias investigaciones por parte de diversos periodistas y posteriormente a una comisión de investigación en el congreso holandés.
En 1997 un prestigioso programa de radio (VPRO) sale al aire con la historia verificada de la detención de David Watson (Sam Skunkman), e incluso contactan con el Sheriff de Santa Cruz que realizó el arresto, confirmando que Skunkman fue arrestado y puesto a disposición judicial sin fianza. En este programa de radio también se insinuaron, a falta de hechos demostrables, que Skunkman estaría mandando a la DEA tras su competencia, pues durante esos años competidores de Skunkman sufrieron redadas y arrestos por parte de la DEA, como puede ser el caso de Reihnar Delp.
El periódico Holandés «HP/De Tijd» en una publicación del 5 de Diciembre de 1997 recoge información sobre Skunkman y sus operaciones, promoviendo la idea de que Skunkman estaría cultivando y vendiendo marihuana ilegalmente ya que su nombre aparecía en varios informes como el inversor en diferentes operaciones de marihuana ilegales intervenidas por la policía, pero sin embargo Sam Skunkman nunca es detenido o se inicia investigación alguna contra él.
Cuando le entrevistan, Sam Skunkman alardea de las 5 licencias que tiene de la DEA (una organización global contra la lucha de las drogas) para cultivar marihuana legalmente e importar y exportar marihuana. Lo que sumado a su arresto y puesta en libertad, los informes policiales, las publicaciones periodísticas y las declaraciones de Neville, todo apunta que Sam the Skunkman era soplón de la DEA. Además con fines totalmente lucrativos y desleales, quitándose a la competencia de en medio.
Tras estas publicaciones se inicia un comisión de investigación en el parlamento Holandés, la cual acaba por concluir, que aunque existen muchos indicios y sospechas de que se estuviera haciendo una mala administración de los cultivos, no se les puede retirar la licencia, pues realmente no existían hechos claros que demuestren que Skunkman y su compinche Clarke estuvieran utilizando estas licencias para vender marihuana ilegalmente y que por lo tanto no les podían retirar la licencia bajo las condiciones del contrato vigente.
Durante la comisión intentaron obtener información de la DEA acerca de esas licencias, pero descubrieron que la DEA no estaba dispuesta a dar ningún tipo de información al respecto, ni de porque se le otorgan las licencias o de que si formaba parte de una red de información policial.
Con toda esta información hecha pública, en Noviembre de 1997 con el cambio de gobierno a finales de Septiembre, la línea ideológica y política sobre el cannabis medicinal cambia hacia líneas más duras por lo que a Hortopharm no se le renueva la licencia para el cultivo y cierra sus 2 instalaciones en Amsterdam.
Paralelamente durante 1998, Sam junto a su socio intentan conseguir la patente del hachís al agua que intentaban disputar con Reinnar Delp, fomentando el robo de la propiedad intelectual y que cuando fallaron vendieron el trabajo de Delp a múltiples partes como ya os contamos en artículo de la verdadera historia de la extracción de hachis al agua.
Pero aquí no acaba la cosa, pues nos estamos perdiendo la totalidad de la foto, aquello que nos afecta a todos, pues la empresa de Skunkman y Clarke, Hortopharm, han estado cultivando genéticas de todo el mundo con el fin de venderles las patentes a GW Pharmaceuticals. Estas variedades de marihuana serán la base para la producción de fármacos como Epidiolex o Sativex, donde farmacéuticas como Bayer y GW Pharmaceuticalsya han obtenido licencia para distribuir el medicamento.
El problema es que Bayer y GW Pharma no son precisamente angelitos y en cuanto la marihuana se normalice ellos tendrán control sobre casi todas las variedades, ya que nadie duda, y si lo hace es un pobre ingenuo, de que se protegerán los derechos de propiedad de empresas tales como Bayer y GW Pharmaceuticals.
En mi opinión personal Robert Connell Clarke y David Paul Watson (Sam Skunkman) son uno de esos dúos que no los puedes perder de vista porque te la lían parda. Supuestamente estos falsos hippies que van de libertad, compartir y legalización, realmente están ganando mucho dinero colaborando con las mismas farmacéuticas que hacen lobby contra la marihuana.